[ingredients title=”Aperitivo”]
- En este artículo analizaremos algunos aspectos de la educación financiera para niños, y cómo nuestras conductas influyen en su comportamiento.
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Plato principal
Brindamos educación financiera con lo que hacemos y con lo que decimos. A la vez, los niños la aprenden más de lo que hacemos que de lo que les decimos. Como le escuché decir a alguien cercano: “Lo que hacemos en relación con el dinero queda grabado en los hijos, con imagen y sonido”.
Veamos algunos ejemplos: A pesar de que el esposo de María estaba desempleado, ella decidió comprarse un carro de lujo, con el fin de ocultarles a sus clientes el hecho de que estaba mal económicamente y para evitar el rechazo de sus amigos. Con esta decisión comprometió tanto los ahorros de toda su vida como unos ahorros que su esposo había recibido en herencia. Sus hijos observaron esta situación y poco a poco comenzaron a alardear con sus amigos de su riqueza y de la cantidad de dinero que tenían. Felipe creció viviendo en una casa tomada en arriendo. Aun en las épocas en que hubieran podido comprarse su propia vivienda, los padres de Felipe decidieron seguir viviendo en arriendo. Al envejecer, recibieron una pensión de jubilación mínima, la cual escasamente les alcanzaba para pagar los gastos mensuales, entre ellos el arriendo de la casa. Cuando Felipe se casó, tenía un excelente trabajo que le permitía adquirir una vivienda propia pero, a pesar de observar la situación actual de sus padres, él decidió seguir viviendo en arriendo, tal como lo aprendió en su niñez. Irma, una niña de 7 años, llegó a su casa con un paquete de chocolatinas escondido en su abrigo. Lo sacó como un trofeo diciéndole a su mamá: “No tuviste que pagarlo”. Su mamá le pidió a Irma que trajera su alcancía. Le dijo que no estaba bien sacar algo de una tienda sin pagarlo y que debía pagar de sus ahorros el valor del paquete de chocolatinas. Irma abrió su alcancía y su mamá le mostró cuánto dinero tenía que sacar. Llevó a Irma nuevamente al supermercado y allí le dijo que tenía dos opciones: Pagarlo o devolverlo. Irma que deseaba comerse las chocolatinas, decidió pagar el paquete, usando para ello el dinero de sus ahorros.
En los anteriores ejemplos, podemos apreciar que las personas transmitimos a los niños no solo conocimientos financieros, sino también:
- Lo que consideramos o no importante (como comprar o no una vivienda propia).
- Valores (como la honestidad).
- Creencias (como estar convencidos de que nos van a rechazar si no tenemos dinero).
- Nuestras emociones (cómo nos sentimos ante las diferentes situaciones económicas que vivimos).
- Cómo nos comportamos ante dichas situaciones (aceptar la realidad que vivimos o aparentar una realidad diferente a la que estamos viviendo, etc.).
En resumen, con todo lo que hacemos en relación con el dinero no solo enseñamos conocimientos acerca de cómo ganarlo y manejarlo. También transmitimos “aspectos psicológicos”, como lo que pensamos, lo que sentimos, nuestros valores, nuestros temores, etc. Estos aspectos psicológicos influyen en las decisiones financieras que tomamos y muy posiblemente en las que tomen nuestros hijos.
Por lo anterior, podemos decir que las decisiones en relación con el dinero no suelen ser netamente racionales, sino que en ellas está presente un fuerte componente emocional que muchas veces tiene un mayor peso en la manera en que manejamos nuestro dinero. Una parte muy importante de la educación financiera es tomar conciencia de aquellos aspectos psicológicos que pueden interferir o proporcionar una enseñanza completamente distinta a lo que “racionalmente” queremos enseñar.
Por ejemplo, si yo les digo a mis hijos que ahorren y ellos nunca me ven ahorrar, mi comportamiento puede interferir con el deseo que yo tengo de que ellos ahorren. Otro ejemplo en el cual la amistad influye en realizar una acción con la cual no se está de acuerdo: Samuel cree que el dinero y la amistad no se deben mezclar y les enseña a sus hijos que si prestan dinero a sus amigos, pierden el dinero y la amistad. Un día, su amigo Germán le pide dinero prestado y le cuenta las dificultades que está viviendo. Samuel se siente mal y termina accediendo. Cuando llega la fecha en que Germán quedó en devolver el dinero, desaparece. Samuel se siente muy molesto y sus hijos le preguntan la razón de su enfado. Les cuenta la situación y sus hijos le dicen: “¿Y por qué nos dices a nosotros que no prestemos dinero, pero tú sí lo haces?” Samuel les responde “Esa es la razón por la cual dinero y amigos no se mezclan. Nunca presten dinero, así se conmuevan como me pasó a mí. Ya aprendí la lección y no volverá a sucederme”. Inicialmente, Samuel actuó de manera incongruente entre lo que pensaba y lo que enseñaba a sus hijos. Luego decidió que iba a cambiar y a ser congruente entre lo que hacía y les decía. Otro ejemplo. Los padres de Santiago, un niño de 10 años, son muy organizados con su dinero: hacen su presupuesto, ahorran, no gastan por encima de sus posibilidades, pagan sus deudas, etc. Santiago ha aprendido a ser organizado con el dinero que le dan sus padres.
De acuerdo con lo anterior, quiero invitarlos a que dediquen tiempo para reflexionar acerca de la educación financiera que brindamos a los niños:
[ingredients title=”Postre para reflexionar”]
- Anota un aspecto emocional que sueles transmitir a los niños y niñas cuando les dices cómo manejar el dinero:
- ¿Qué temores tienes acerca de lo que tus hijos puedan aprender en relación con el dinero?:
- Si te quedaras sin empleo y con deudas, ¿cómo cambiarías la educación financiera dada hasta este momento a tus hijos, y cuál les darías de acuerdo con tu nueva situación?:
- En tu niñez, ¿qué aprendiste de tus padres en relación con el dinero?
- ¿Qué valores deseas que tus hijos vivan en relación con el dinero?
- ¿Con qué dichos o refranes relacionados con el dinero te sientes identificado?
- ¿Qué crees que pueden aprender tus hijos del modo como manejas el dinero en la vida cotidiana?
- ¿Cuáles son las principales diferencias que tienes con tu pareja en relación con el manejo del dinero?
- ¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos te gusta de la manera como manejas el dinero?
- Menciona una situación en la que lo que les dices a tus hijos que hagan con el dinero es opuesto a lo que realmente haces tú.
En el caso anterior, ¿qué puedes hacer para enseñar con tus acciones lo mismo que enseñas con tus palabras?
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Pienso que una de las mejores maneras de armonizar nuestras enseñanzas verbales y comportamentales, en relación con lo financiero, es a través del ejemplo. Todo aquello que deseemos enseñar, vivámoslo. En ese sentido, cuando enseñamos también aprendemos, ya que aprender es cambiar y al cambiar para ser congruentes en nuestras vidas, nos beneficiamos al tiempo que beneficiamos a nuestros hijos.
María Inés Sarmiento Díaz
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