Estoy segura de que todos diríamos que sí a la primera. En cuestión de segundos podríamos pensar en grandes millonarios del mundo o en familiares que hicieron fortuna. Sin embargo, quiero ir un poco más allá de la respuesta rápida y profundizar un poco en el tema del éxito.
Generalmente muchos de nosotros, somos aficionamos a escribir largas listas de propósitos que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, aunque en nuestro interior sabemos que no podremos cumplirlos. Por eso quiero aprovechar para reflexionar un poco sobre el éxito, tema que me está rondando por la cabeza desde hace varios días.
Para contarles algo personal y que me conozcan un poco más, confieso que hace un año tuve una “crisis de fe”. No, no me cuestioné si Dios existe o si el mundo se iba a acabar realmente, como dijeron los mayas. Lo que tuve fue una “crisis de fe emprendedora”, que me hizo pensar, o mejor dicho reflexionar, sobre el verdadero éxito en la vida.
[ingredients title=”¿Qué es una crisis de fe emprendedora?”]
- Trabajar mucho por un objetivo, no ver los resultados inmediatamente y cuestionarse si es hora de aceptar ese empleo tan prometedor que te ofrecieron. 🙂
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Para no irme del tema, voy a comenzar contándoles la etimología de la palabra éxito, que me resultó muy interesante. El periodista uruguayo Ricardo Soca, en su libro La fascinante historia de las palabras, nos explica que la palabra éxito fue tomada del latín exire, ‘salir’, formada por “ex” (fuera) e “ire” (ir). Fue registrada en castellano en el Diccionario de Autoridades en 1732, con su significado original, pero más tarde evolucionó hasta su sentido actual de ‘salida feliz’ o ‘resultado feliz’ de algún negocio.
Si entendemos “éxito” como salida o resultado, antes de comenzar a buscarlo en cuerpo y alma tendríamos que conocer la respuesta a la siguiente pregunta: “Y después del éxito… ¿qué?”. De lo contrario, corremos el riesgo de perseguir algo que, una vez conseguido, resulta no ser lo que deseábamos y, en algunos casos, ni siquiera resulta cercano a lo que nos imaginábamos que sería.
En muchos casos, alcanzar el éxito no será garantía de felicidad plena, y en otros nos hará sentir vacíos, por no tener nada más que lograr.
El éxito: qué nos venden y qué es realmente
Descubrir qué nos venden sobre el éxito es muy fácil. Sólo me llevó 0,40 segundos en Google Imágenes. Puedes ver la foto con la recopilación:
- Alegría
- Satisfacción
- Estar en la cima
- Ganar
- Felicidad
- La llave que abre todas las puertas
- Entusiasmo, riqueza, etc. etc.
La sociedad en la que vivimos nos “motiva” a buscar el éxito porque, al mismo tiempo, nos envía constantes mensajes subliminales de que, si no lo alcanzas, tendrás todo lo contrario a lo que él representa: tristeza, infelicidad, fracaso, desánimo, pobreza, etc.
Lo peor de todo no es el mensaje subliminal, sino que ¡nos lo creemos y lo damos por válido!
El otro día vi un vídeo que les recomiendo, en el que Alain de Botton, en una estupenda charla TED, hablaba sobre una filosofía del éxito más benévola y moderada. En esa charla mencionaba algo tan real que no deja de ser deprimente: estamos rodeados de esnobs.
Definía una persona esnob como cualquiera que toma una pequeña parte de ti y la utiliza para llegar a una visión completa de quién eres, como cuando alguien te pregunta “¿En qué trabajas?”, y según tu respuesta la gente estará increíblemente encantada de conocerte o mirará el reloj y empezará a inventar excusas.
En la actualidad creemos definirnos por nuestro trabajo o por nuestra cuenta bancaria, que en la mayoría de los casos están relacionados. Si nuestra cuenta bancaria o nuestro trabajo son destacados, somos “importantes y exitosos”; si sucede lo contrario, “no somos nadie” o “hemos fracasado”.
Nos hacen pensar que el éxito abre las puertas al “paraíso” y de inmediato comenzamos a buscarlo, sin pararnos a pensar si el paraíso es donde queremos estar o si, al llegar, nos daremos cuenta de que nos hemos quedado solos para disfrutarlo.
Algo muy importante que rescaté de las palabras de De Botton es que no podemos tener éxito en todo, por lo que antes de comenzar a buscarlo debemos saber el precio que estamos dispuestos a pagar por él. La conciliación familiar – laboral es una utopía en la mayoría de los países del mundo, y si aspiramos a tener éxito en el trabajo vamos a tener que sacrificar muchos aspectos de nuestra vida familiar o personal: dispondremos de menos tiempo para disfrutar de nuestros hijos, nuestra pareja, los amigos, etc. y también tendremos menos tiempo para disfrutar de nuestras aficiones o de otras cosas que sintamos como importantes en nuestras vidas.
Yo tengo la suerte de conocer al hijo de un multimillonario y, por ende, futuro multimillonario cuando su padre muera; digo suerte porque es una maravillosa persona, con independencia de sus “bienes terrenales”. Una vez él confesó que admiraba muchísimo a su padre como empresario, porque había logrado montar una mega-empresa de la nada, sobre la base del esfuerzo, el entusiasmo y la perseverancia. Sin embargo, como padre, casi no lo conocía ni lo había disfrutado nunca, sencillamente porque estaba muy ocupado construyendo su imperio.
Entonces me pregunté: ¿Qué pasaría si el éxito se asemejara más a esta foto?
Una escalera en la que podamos decidir lo que hay final, definiendo el verdadero significado del éxito para nosotros mismos.
Si queremos tener éxito financiero, primero deberíamos conocer cuánto dinero “nos hará falta tener” para sentirnos exitosos.
Tal vez más de uno se sorprendería con esa respuesta y descubriría que sólo necesita unos “miles” más y no unos “millones”, como suponía. Otros aprenderán que ya eran exitosos y no lo estaban disfrutando.
Yo creo que el éxito, ya sea financiero, laboral, profesional, etc. existe, pero tal vez no como u na única definición, no como una salida, ni un resultado, sino más bien como un camino, como una decisión personal que tomamos al determinar dónde vamos a poner nuestro foco.
Cada uno de nosotros debemos buscar en nuestro interior lo que realmente nos hace felices, los que nos dibuja una sonrisa con sólo imaginarlo y, cuando lo logremos, ese será nuestro “éxito”, eso será lo que nos hará sentirnos exitosos en la vida.
Ojalá que cuando te enfoques en lo que realmente te importa en la vida, te des cuenta de que el éxito… ya lo has conseguido.
¿Qué opinas?